30 octubre 2005


Calado

Hoy (ayer para mí) volvía un servidor de hacer el manga por Logroño en la despedida del amigo Pako y me para un lector. En Pamplona. En Logroño nos pararon los municipales. Qué menos, si no qué despedida sería. Me para y me dice todo circunspecto: “Bien, bien, pero temas de más calado, de mas enjundia, Jorge”. Le digo: “Yo también echo mucho de menos a Haro Tecglen, mucho. Y al maestro Iturriaga, ni te digo, eso no sé ni decirlo ni escribirlo, pero hay lo que hay. ¿Alguien le pide a Las Ketchup que sean Leonard Cohen o Tom Waits?” “Al menos, intentarlo”. “Vale, pero hoy no, que tengo aún medio Kilkenny alojado en el hígado”. Chapitela abajo iba el fenómeno a liquidar en el Iruñazarra algún tinto, son ganas, tan de mañana. “Más calado, más calado” me repetía yo mientras trataba de no acabar en una zanja y me vino a la mente, al residuo que quedaba, El Maestro, claro, que llevaba toda la semana sin citarlo y tenía mono. Eso que dice de “no sigas a los líderes, vigila los parquímetros” o lo de “no necesitas al hombre del tiempo para saber por dónde sopla el viento”. Es tremendo el maestro, como el 3 en 1, vale para todo. Pensaba en eso, en que hay gente que necesita de alguien que ponga en un papel lo que él ya piensa y si no lo encuentra, se mosquea. Y pide explicaciones, si puede. Y me parece bien, ojo, me parece muy bien. Pero así no funciona la cosa, así la cosa se convierte en una mensajería telepática en la que no caben las sorpresas. Y a mí me gustan las sorpresas y nada pero nada los creadores de opinión y los que tienen respuestas para todo, esos son muy peligrosos. Prefiero a los que tienen preguntas para todo, mucho asombro y crean ambiente, bueno o malo, pero ambiente. “Más calado, más calado”. Ya está. A ver si ganamos al Espanyol.

29 octubre 2005


Alevosía

Para acabar con la duología sobre la villavesa abordemos hermanos el punto álgido. ¿Y cuál suele ser en esta sociedad el punto álgido de las cosas? Ahí, ahí, compañeros, el precio. Lo demás, demagogia. ¿Es cara la villavesa? Ni idea, no he comprao ninguna, pero subirse es un robo. ¿Para todos? No amiguitos, no, para los gilipollas. ¿Y en qué grupo estoy yo? Ahí, ahí, compañeros, en ése. ¿Y por qué? Porque me niego a ir a ningún sitio, me da igual que sea un banco, un periódico o un club de remo a sacarme una tarjeta. ¿Y por qué es usted gilipollas? Por que la Mancomunidad así lo quiere y a los que van con tarjeta les cobra 0,43 euros y a los que pagamos al contao, al estilo romántico, pues 0,82 euros, que es una diferencia como para que me dejara no en la parada, si no en el piso. Mi abuela, cada vez que bajo a comer a su casa, me pregunta lo mismo: “Michico, ¿que has venido, en villavesa?” “Si abuelita”. “¿Y ya sabes que con tarjeta sale mucho más barato”. “Sí abuelita”. Y luego comemos y mi abuela me hace la segunda pregunta fija: “Michico, ¿vas a comer fruta?” “No abuelita”. Te prometo que en lo de la fruta te haré caso, en lo otro, no. Y miren que es de gilipollas no sacarse la tarjeta cuando uno ha hecho durante cinco años cuatro viajes diarios, que son 360 euros anuales en total de diferencia. Pero bueno, los comercios ponen en sus cuentas de resultados unas pérdidas por robo y yo las pongo en la mía por paranoias. Mejor por robo, porque aquí el delito no es que yo sea gilipollas por no optar por una medida desequilibrada sino que el ofertador imponga que yo opte por la tarjeta a no ser que quiera ser tachado de gilipollas. Porque si el 98% de la población paga 0,43 es que vale eso y a mí entonces me están robando. Directamente.

28 octubre 2005


Estrés

Como habrían intuido ayer, yo no tengo carnet de conducir. “¿Cuándo te lo devuelven, habías bebido mucho?”, me preguntaron una vez en una entrevista de trabajo. No, no, que no gasto, que no me lo he sacao, que no pienso estudiarme la diferencia entre vía y calzada para poder ir a mi pueblo, que además en el Rio Iratí se va muy bien. Así que soy un enfermo de las villavesas, de la educación en las villavesas, de sus novedades y de todas las conexiones del mundo de transporte. Si necesitan saber los horarios de autobuses y trenes desde Finisterre hasta Tarifa, me llaman. Y el otro día a poco tengo un sucedido en una, villavesa. Llegue yo al sprint y se me escapó por los pelos, tanto que el abuelo que venía detrás mía respiraba mucho mejor que yo. Estuvimos ahí de palique un rato los dos solos y se fue acomodando gente a nuestra izquierda, que es por donde se forman las colas de la villavesa. Hasta que llegó la lista. Se puso a la derecha con cara de mosca. Y para cuando llegó la villa había allí un tumulto del carajo, en el que no faltaba el clásico niño con una mochila del tamaño de Trípoli, que yo no sé si llevan libros a clase o trafican con ellos. Y la tía lista, haciéndose la longuis, taca, se puso la primera pa pillar asiento. Yo, que soy de natural tranquilo, le hice un placaje interesante y le dediqué la mejor de mis miradas. “Señora, las filas se empiezan por la izquierda y se terminan por la izquierda”. “Si yo llevo aquí un buen rato”. “Señora, este señor y yo llevamos aquí desde que la veloz sangüesina era lenta, así que no joda la manta”. Y se fue para atrás refunfuñando. No es por nada, pero jamás se me ha colado un hombre en una villavesa o en una frutería. Será que las mujeres viven más estresadas, pero yo no tengo la culpa.

27 octubre 2005


Yoko Ono

La DGT es estupenda, la DGT nos quiere, la DGT vela por nosotros. Ahora debaten si sería bueno que los conductores con menos de un año de carnet no puedan conducir de 23.00 a 06.00 horas. O sea, que si entras a currar en el turno de mañana, te vas en autobús, como el de Barrio repartiendo pizzas. Todo para reducir los accidentes. Si es fácil, leche, es fácil. Pa reducir accidentes hacen falta cosas muy sencillas: que deje de haber ese culto al coche que hace que un macarra cumpla 18 y ya tenga una maquina de matar entre las manos comprada por papi; que los coches no corran más de lo que se puede correr como máximo en las autopistas, que no sé cuánto es. ¿Que con eso se dejan de fabricar coches porque a la gente lo que le gusta es la velocidad? Bueno, pues también se fue a hacer puñetas la siderurgia y el textil y aquí estamos, se pasó mal, pero estamos. Anda, a mí también me gustaría que las actrices de las pelis porno fueran estrellas del cine convencional y no por eso hacen cine porno, porque me gustaría a mí. A mí y al 99% de la población que piensa alguna vez en eso, que espero que también sea el 99% de la población. O sea que mercao habría. No se hace porque no tiene lógica. Pues tampoco la tiene que si no te permiten ir a más de 160 tengas un trasto que alcanza los 240. Porque se empieza por vetar a los pardillos y se termina vetando a los que tienen la tensión alta, los que están despistaos porque les ha dejao la novia, los que van de mala leche porque no llegan. No llegan porque está la carretera infectada de miles de tíos que tampoco llegan. Y miles de tíos de mala leche son un peligro. Ahí están los campos de fútbol. Leyes valientes hombre, no parches pseudonazis. La culpa de todo la tiene Fernando Alonso. Y Yoko Ono, claro.

26 octubre 2005


Comedias

Ji, ji, a mí lo que le pasa a una vecina de la calle Comedias no me ha pasao nunca, pero pagaría, anda que sí. Que llames al teléfono de tu casa y salga una tal Estrella debe ser un punto. “¡Holaaa, lo hago todo, todo, todo!”. “¡Que se ponga mi marido en el inmediato ya!”. “No te alteres, mi amol, tu marido no se encuentra”. “Los huevos no se va a encontrar como no se ponga ahora mismo”. Con la cantidad de mierda envasada que venden en el top manta, yo pagaría una pasta por un cd con las mejores conversaciones que se han producido gracias al corte de teléfono en el Casco Antiguo y a la gran idea de mantenerte el aparato de teléfono pero cambiarte el número. Ese es un giro inesperado de alabar, que llamas a tu casa y sale otro y que demuestra que todo lo que va mal es factible de ir peor, pero con gracia, eso sí. Que pa coger un taxi hay que llamar a la panadería y las reservas para el barbero se hacen ahora en la CAN. Y la buena mujer dice que ha llamado a la compañía varias veces pero que no hay forma de localizar ningún técnico. Je, je, claro, incauta, encontrar un técnico en Telefónica cotiza en bolsa, maja. Y que le ponen cada día con varias operadoras. Distintas. ¡Olé, olé, olé, olé! Están todas en la misma sala, pero sólo tienen una silla para todas, así que se levantan cada vez que suena una llamada y se turnan. Reducción de costes lo llaman. La comunicación entre ellas debe de ser floja, porque ninguna se entera de la anterior llamada. “Le paso”, te dicen. Y uno piensa: “Por las armas te iba a pasar yo a ti, hermosa”. Nada mujer, paciencia, yo que tú quedaba con la tal Estrella en su piso. ¿Que te parece mono? Pues os los cambiáis, ¿qué más da? Nunca se sabe detrás de qué desgracia se esconde una gran oportunidad para cambiar de vida.

23 octubre 2005


Oba-Bah

Ya, que sobre gustos no hay nada escrito. Pues lo voy a escribir yo. No me gusta Obaba. Ya está dicho. Y añado: me extrañaría que a nadie que haya visto las anteriores de Montxo Armendáriz le haya gustado la que más, ni siquiera entre las tres primeras, o entre las cinco. Me molesta, que uno también tiene ese punto aldeano de alegrarse cuando un paisano hace algo bonito, más de lo que se alegraría si el tío fuera de Ulldecona, pero así es, fíjense qué tontería. Si el instalador del lavavajillas es libre de quejarse por el artículo que le dediqué antes de que viniera a arreglármelo (se lo pueden creer, fue mandar el artículo el miércoles y llamó para quedar el jueves. Alucinante. El tío con la peazo taladradora en la mano y yo poniendo cara bueno y pensando: “Resulta que sí se lo ha leído y está esperando que me dé la vuelta”. No lo había leído), pues yo también para decir que me parece la peor de las siete de Armendáriz. Alguien dijo que una gran canción es una buena letra, unos buenos acordes y un algo que no se sabe qué es. Supongo que una gran película tiene un buen guión, unos buenos actores y ese algo que hace que Primera Plana sea Primera Plana y no Gladiator. Para mí que Obaba no tiene nada de eso, que le falta unidad, clima, ritmo y también que uno se queda con las ganas de seguir viendo a Eduard Fernández, que se come la pantalla y a todos los juandiegosbottos que le pongan. Me resultaría raro verla entre las cinco nominadas a los Oscar, pero bueno, cosas peores se ven, Almodóvar mismamente. Pero si sirve para que pueda hacer otra, sapo tragao. Para paliar, pongo a El Maestro en versión de 17 de abril de 2005 en Boston cuando dice que “ella sabe que no hay éxito como el fracaso y que el fracaso no es un éxito en absoluto”.

22 octubre 2005


Miedo

El otro día llevamos a los sobrinos al cine. Salimos defraudaos, la verda, del Wallace y el Gromit. Primero, porque la peli era bastante mala. Segundo, porque nos dejamos el sueldo en el asunto -¡cómo se come que un niño de cinco años pague 6 euros por una entrada y que un cubo de palomitas pequeño esté a 2.50 y un Kas pequeño a 2.40!- y tercero porque el chiquito se acojonó con unos ruidos de esos de puertas que chirrian y mi rival lo sacó, no fuera el tío canijo a sublevar a las masas, que sabe, está doctorao. Nos quedamos el mayor y yo acabando con la producción de maíz del norte de Arkansas y nos fuimos con los labios como el bacalao. Es lo normal, acompañar a dos enanos de 8 y 5 años al cine, que si van solos enseguida se nos despistan y se meten en la sesión golfa del Límite. Lo raro, y que suena a campaña de promoción, es lo que van a hacer en el Reino Unido, que nadie sabe si es más pequeño que Gran Bretaña o mayor que Inglaterra. Si alguien lo sabe, que me lo ponga en el blog. Se gratificará. Al tema. No van a dejar ir solos a los menores de 12 años a la última de Harry Potter, porque dicen que pueden pasar miedo. La bomba. Miedo era el que pasábamos un colega y yo con 13 años cuando nos metíamos a todas las películas eróticas que encontrábamos en la cartelera. Miedo porque había que adivinar el argumento que tenía la que decíamos en casa que íbamos a ver y miedo por la logística. Que la taquillera no te mandara a tomar por saco ya era un éxito. Luego venía la parte más detectivesca: “Cuando suene el último aviso y apaguen las luces, entramos”. Y entrábamos a toda castaña a buscar un asiento alejado de miradas. Nunca nos pillaron. Aún conservo el chándal. También al colega. El miedo es bueno. Une. Están criando comeyogures.

21 octubre 2005


Así no

Hoy se vuelve a perpretar en este país de chichinabo la clásica opereta ombliguista, oportunista y populista que tanto parece gustar. Hoy le dan el Príncipe de Asturias de los deportes a la estrella del año, que nada tiene que ver con un deportista que haya durado en el tiempo y haya sido alguien en el que los aficionados nos hayamos mirado muchas veces, muchos años y por muchos motivos. Alonso, no se duda, tiene mucho mérito y seguramente merecería el premio dentro de 20 años. Ahora suena a lo que suena, a mamoneo ovetense y a aprovechar el tirón. Una de las razones del jurado, que incluso metió en las últimas votaciones a otro yogur, Rafa Nadal, es que Alonso es un ejemplo para la juventud del mundo entero. Así están las calles, petadas de coches conducidos por macarras. Un ejemplo para el mundo entero es Maradona, que se ha caído y se ha levantado y que puede volver a caer y así, que es con lo que se va a encontrar la juventud por delante, y no con situaciones cuasi idílicas como las que vive ahora Alonso y que bien ganada se la tiene. Un ejemplo y un palmarés y un de todo tienen Angel Nieto, Reinhold Messner, el difunto Emil Zatopek y algunos más, tampoco tantos. Este premio, si se repasa su historia, cuenta con clamorosos errores de base como pueden ser Sito Pons (1990), el equipo español de maratón (1997) o el propio Miguel Indurain (1992), que lo recibió demasiado pronto. Debería ser, como así parecía que se gestó inicialmente y a lo se retorna cuando les place, una especie de Oscar honorífico a toda una trayectoria y no en lo que se está convirtiendo por obra y gracia de la presión mediática y la estulticia general. Es como darle el Oscar honorífico a Brad Pitt y tener a Paul Newman y a Kirk Douglas en la votación final. Lamentable.

20 octubre 2005


Postventa

Cuando llueve me mojo los pies. Esto en sí mismo es normal. Si te pasa cuando estás en la cama, no tanto. Flop, flop, la gotera entra por no se sabe dónde, baja por la viga y se tira encima del edredón como se tiran los lemmings por los acantilados. Llamas al que te hizo el tejao y viene a la hora que suele ser la de la siesta. Un tío simpático de ganas, no como uno que nos vino a ver si nos ponía unas cortinas para el velux, no sólo las ponía sino que era el representante, y después de 10 minutos de quejarse amargamente de lo difíciles que son de poner las cortinas del velux dijo tal que esto: “¡Joder, que no las pongo, que tengo un clavo que no me tengo en pie!”. Así, como se lo cuento. El caso es que viene el del tejao, te dice que se forma una balsa o que se ha levantao la tela asfáltica y que solucionao. Al día siguiente cae el agua en mitad de la alfombra del cuarto estar. Pero nada como lo del lavavajillas, que lo tenemos encastrao o integrao o como se diga. Vamos, que no se ven los botones. El primer día funcionó bien, pero se vino abajo, literalmente. Está enganchaó con dos tornillos de rosca que han cedido la madera y por mucho que los aprieto, na, a mitad de prelavado empieza a soltar agua a mares. Vino uno y dijo que podía ser la goma. Le dijimos que eran los tornillos, pero como él era del fabricante y no del instalador, pues nada, nos quedamos con los tornillos en la mano. El instalador no ha venido. Llevamos un año y medio detrás de él y su jefe, cada vez que le llamo, se echa las manos a la cabeza. Yo me las echo a otro sitio. Hemos pensao que tal y como está la postventa vamos a poner el lavavajillas en mitad de la cama y así no fregamos a mano. Ya dormiremos en el frigorífico, donde la huevera. Por huevos va a ser.

19 octubre 2005


Que voy

Larguiiiísimo se me está haciendo oigan, pero no hay manera. Cada vez que lo intento y me digo ¡venga, vamos que nos vamos! nada, imposible, esta gente no quiere nada fuera de planificación. Y todo porque aún les quedan cosas por negociar porque soy tía, aunque diga mi padre que no sabe nada, como si el personal se chupara el dedo. Porque la peña no es tonta papá y no se la pegáis tan fácil. Es como lo de que se cambiará la constitución si nazco. Pues claro que voy a nacer, si lo sabré yo. Se piensan que con ese gesto van a quedar de monarquía guay. ¡Ya! Lo suyo habría sido anunciar que se cambiaría sí o sí, sin esperar a saber si soy niño o niña, no hacerlo ya cuando no quede más remedio. Eso es una ofensa a las niñas y así lo digo porque así lo siento, que a mí no me calla ni el abuelo. El pueblo dirá: “¡Oh, qué monarquía más moderna, tan de hoy, tan sencilla!” El pueblo está atontao, como si se hubiera caído de pequeño en la marmita de la epidural. De uno en uno ganan, pero juntos, unos borregos, hasta los que van de republicanos, que hablan sin saber. Ya les metía yo a ésos progres aquí, que llevo más kilómetros que un Yakolev, que justo llegas a un sitio, parece que te quedas ya un rato, te entra la gana de comer y ¡hala!, fingando pa otro lao. Y otro cambio horario, y otros sabores y otra presión atmosférica. Y así estoy, doblada. Por no hablar de la gente con la que se juntan, to el día diciendo paridas, rindiendo pleitesías y mi madre poniendo cara boba. Hasta me tuve que tragar una noche en exclusiva las canciones nuevas del Sabina, horrorosas, con lo que me gustaba a mí ésa de Princesa, aunque sea un plagio descarao del Like a Rolling Stone. Bueno, átense los machos, que voy, que el Froilán a mi lao va a ser un puñetero aficionao.

16 octubre 2005


Pollo al horno

Nosotros tenemos horno en casa, desde hace dos años, la casa y el horno. Hasta hace nada le mirábamos como las vacas al tren y no metía dentro las pelis que no me caben en el estante por puro respeto a Fagor, aquel gran equipo ciclista. Eso hasta hace poco, que no sé qué pasó que me crecí, me acerqué a la carnicería, compré un pollo y lo metí al horno, con un par. Y lo asé y todo, con su cebolla, su ajo y su patata panadera. Una vez na más, pero suficiente como para encender en mí la llama del cocinero que todos llevamos dentro, por donde el yeyuno más o menos en mi caso, pegao a la llama de batería punki. Ya me veía yo como el de La Primera, yendo a comprar pollos pekineses y especias de colores a esos coloniales a los que va él que tienen de to. Me veía ya en el estrellato cuando va y se monta el pollo con lo de la gripe aviar y me da que no voy a poder ver un pollo otra vez ni en pintura, con lo que me gusta a mí pagar 45 euros en las barracas en San Fermín por medio pollo y una caña birriosa. Eso y que se me empañen las gafas en todos los bares el día 6 es lo que más me gusta a mí de los sanfermines. Va a ser que seguramente no pasará nada y nos moriremos otro día pero de tos, pero, una por una, algún artista va a colar en el mercao un saco de vacunas del carajo, unos millones de nada. No me importaría currar en un sitio así. El departamento de I+D debe de estar de lo más entretenido: “¿Qué, en qué andas?” “Nada, dándole caña a los champiñones de la calle Laurel de Logroño, se van a cagar. Te he dejao ahí, en la probeta roja, el virus del ajoarriero y el de los fritos de jamón y queso del Tilo”. “Chaval, esta empresa será lo que quieras, pero aún nos queda algo de ética. Los fritos del Tilo, ni tocarlos”. Me voy a echar el curriculum.

15 octubre 2005


La inflamación

El dinero es para gastar. Ya lo dice El Maestro: “Todo el dinero que gastara en mi vida, fuera mío justa o ilegalmente, dejé alegremente que pasara a las manos de mis amigos, para atar mejor el tiempo”. Ya, tío listo, vente a Navarra, ya verías lo que iban a ver tus amigos, la ETB. Peor, las ondarras. El otro día, por ejemplo, fui a un bar habitual, habitual para mí: “A ver, ponme una cola-cola y un mini-bocata de ésos”. Mini, pero mini mini, de nanotecnología. En total, 3.60 euros. Pillé la cuenta y no le hice una auditoría por falta de preparación. Salía así: Coca-cola, 2.10 euros; Pin (en casa, a los pintxos que se ven con microscopio les llamamos pins), 1.50 euros. Tú te quieres hacer un chalé, o qué, le dije. La mitad llevo, me dijo. Ospa, lento vas, has pasao de 400 pelas el bocatalomo a 4.50, de 100 pelas el café a un euro (166). Se me están inflamando los gitanales Iosu, así va la inflación. Y me puse serio. Porque a mí me da igual que suba la ropa o el transporte, que yo no uso, pero que me suban los cafeses, me puede, me altera. Entiendo que suba la vida, pero no que no la alcancemos ni saltando, que es exagerao. La inflación no sé cómo la miran, pero lo que es subir, sube como Pantani. A mí me hace gracia que digan que la música es cara. Sí, la de Bustamante. A saber, un disco de vinilo me costaba en tiempos 1.800 pelas y ahora, 15 años después, me sale a 2.200. Así que mandangas a otro lao. Lo que clama al cielo es la ropa, los pisos y, sobre todo, los cafeses, que no puedo con ellos. Porque ya me dirán qué hace uno pagando 2.10 por un botellín que sale a 0.40 o 1.10 por un escupitajo café. El ridi. Supongo que hoy los políticos hablarán de los combustibles, de las hipotecas y de los fosfatos. A mí casi que me hablen del cruasan.

14 octubre 2005


Connecting leches

Andábamos como en Amanece que no es poco, donde por todos es sabido que se tiene “devoción por Faulkner”. Andábamos que no sabíamos si hacer flasbas, oler bien o andar en bici, como hacen los sudamericanos, en la película. Talmente, el pueblo de mi rival parecía el de Amanece que no es poco y, claro, me entró la descojonacion. Yo asomao al balcón con medio cuerpo fuera estirando el brazo hasta que me crujían los sobacos. El primo, en la huerta, como un zahorí; y dando cabezazos de desesperación. La tía, pista arriba ritmo Messner a ganar metros de altura hacia donde la iglesia. Y mi suegra chillando como loca: “¡Yo tengo una rayita, una rayita!”. Pura folla, mascullaba yo, tener una rayita en la cocina es pura folla, aprovecha ahora, tú que puedes. Y todo ¿por qué? Por la jodida cobertura, sí, la cobertura. A 15 minutos 15 de la capital más principal de la comunidad que dicen es una maravilla del propio progreso, los de Amanece que no es poco andamos con la cobertura justa para pegarse un tiro. Porque si nos dicen que no hay y que no habrá, pues nada, tan pichis, pero te ponen el caramelo en la boca, te haces con los paratos de las muy diversas y enrolladas marcas -“connecting people”, yuju-, te entra en la ilusión y ¿pa qué? Para escuchar a saltos cómo tu madre se va ciscando en tí porque no te entiende, tú a ella menos, y pa que, supongo, al primo de mi rival cuando llegue a la uni le digan las mozas: “José Luis, hijo, no contestas ni un mensaje”. Y el chaval pues si liga será porque lo vale, porque lo que es fácil no se lo ponen, que unos días hay cobertura (una rayita, eso sí) donde las cebollas y otros donde el manzanal. Que si es el poste de Ostiz, dicen. ¡Bah!. “¡Señor presidente, queremos que la cobertura sea comunal!”. ¡Y turgente!

13 octubre 2005


El Lacasito

Me hacen los ojos curvas. Hoy es el tan esperado día, en el que por fin conoceremos qué va a pasar, si esto tiene sentido, si ha merecido la pena. En definitiva, si no va a ganar El Lacasito. No, no hablo del Nobel de Literatura, al que vuelve a estar nominado Él, El Maestro, y que seguro que se lleva Adonis, por su físico, claro, o algún escritor uzbeko. Hoy, los seguidores de OT -sí, ¡qué pasa!-, deshojaremos la margarita, nos dejaremos el sueldo en mensajes y asistiremos con el corazón en un guruño a la decisión final. Para los que no lo hayan seguido porque ven las pelis ésas raras del Gasset, hay tres aspirantes: Sandokán, la Reina de Suecia, ex-azafata, y El Lacasito. Ahorro el adjetivo que suele adjuntarle mi rival porque escribo en horario infantil. A lo largo de estos meses, mi rival se ha ido varias veces a la cama con la tensión por los aires por culpa de Idaira, así que yo agradezco al programa que incluso haya tenido que hacer tongo para que no siguiera la canaria. La salud es lo primero. La de mis sensibles oídos, por supuesto, que la de mi rival es espectacular. Al minuto de meter el pie, se duerme. De no creer. Pero no me engaña. Seguro que soñaba con Idaira, con ese No llores por mí Argentina que nos destrozó todo el cristal de Murano de la alacena. Yo soñaba con el hamaquero, desde un punto de vista meramente empático ¡eh! Me caía bien. De los de hoy, pues nada, mientras no gane El Lacasito, el resto nos da igual (¿no les recuerda esto a las elecciones generales?) Así que no se preocupen si esta noche ven una pareja cogida de la cintura blandiendo unas birras y cantando a voz en grito ese precioso verso que dice “¡joder, qué bien se está en esta capital, txikita y apañada pero pa qué quieres más!” Somos nosotros.

12 octubre 2005


No Tippex

Anda que no le tengo yo asco al Tippex. Desde pequeño de edad. Le cogí manía en clase de pretecnología y hasta hoy. Es ver un bote de Tippex y salir el sarpullido, como con J.J. Santos. Y ahora unos chinos quieren que me suba a los estantes, baje un carrolibros que tengo, coja el Tippex, tache donde ponía 8.848 y ponga 8.844. Para donde pone metros (meters en los libros en inglés) no hace falta Tippex, que eso no cambia. Van daos los camaradas chinos, en esta no me pillan. Bastante tuve con quemar en la chimenea, como Carvalho, los libros de Mao. No pienso cambiar ni una coma y menos sobre algo tan importante, fundamental, mítico y serio como es la altura del Everest que, así lo nieguen los mil y pico millones de chinos a la vez y nos dejen sordos, mide 8.848 metros. Aquí se montó la algarada por un cámbiame allá el nombre del campofurbo. ¿Y a las cifras, quién las defiende? ¿Que les den? A los que nos gusta esto de los ochomiles más que a un listo un patrocinio no nos la dan con queso y si hace falta una coordinadora, pues se monta. A ver si ahora resulta que cogen los chinos la maquinita de medir de marras y la Constitución de 1812 se firmó en 1811, que Indurain no hizo 53.040 metros en una hora sino 53.022, que no fue en 1212 sino en el 13 lo de la Batallas de las Navas de Tolosa (que ayer me enteré que no fue una bronca a las cuatro de la mañana entre dos de la Rotxa y tres de San Juan por pillar un taxi donde el surtidor) o que el euro son 165 pelas y no 166,386, que aquel día iba el Win Duisenberg pletórico de vodkas y pretó mal la calculadora. ¿Se armaría no? Pues aquí igual, aquí el Everest mide 8.848 y sanseacabó. Porque yo no sueño con subir al Everest, sino con “encaramarme a sus 8.848 metros de altura”. Así, con todas las cifras.

09 octubre 2005


Tolón, tolón

El poeta, prosista y clérigo inglés John Donne dejó dicho aquello de “no envíes a nadie a preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti”. Era un cachondo este John Donne. A mí me lo va a decir. Nosotros en casa no necesitamos despertador. Entre el avión de las siete y las campanas hay que tener los tímpanos de San Virila, el que dicen que se pegó 300 años dormido escuchando a un pájaro, para poder planchar la oreja. No, si cuando se viene de extramuros está muy bien, muy bonito eso: “¡Hay, mira qué preciosidad cómo suenan las campanas de San Nicolás. Parecen ángeles”. Sí, del infierno. Empiezan a las siete de la mañana y no terminan hasta las once de la noche, con sus cuartos, sus medias y sus en punto, que son los campanazos de verdad. Ahí se entregan, lo dan todo y se te sale el corazón por la boca. Para mí que eso estaba muy bien cuando la gente no teníamos Rolex, pero ahora no ha lugar hombre. Y ya cuando es fin de semana y te puedes extender un rato más bajo las sábanas, pues tocan a misa. Por el volumen que alcanza la cosa yo creo que deben llamar a algún fiel medio tapia que ande por donde Berriosuso, como poco. Coño, el que va a misa ya sabe a qué hora va a misa, no le hace falta que le perforen el yunque. Y los que no vamos, al menos a ésa en concreto, pues nos importa bien poco. Luego se quejan de los conciertos del Civican. Una minucia. Y no me vale eso de que es una tradición y que hay que respetar los sentimientos de la gente. Yo los sentimientos los respeto todos, el ensañamiento no. ¿O acaso quedo yo con mis colegas a base de campanazos? “¿Qué es eso?” “Nada. Jorge, que dice que a las 7 en el 35”. No sé, deberían hacer algo. ¿Pa qué están los sms o los anuncios por palabras? O poner las campanas en modo vibrador.

08 octubre 2005


IKEA

A mí lo de la basura me recuerda al chiste del Ikea: “¿Y tú dónde trabajas?” “En Ikea”. “Joder, en Ikea trabajo yo”. Pues así. Ya, ya sé que ser barrendero es un trabajo duro, serio y todo eso. Son esa gente que cuando tú intentas dormir pasan con el camión a punto de estallar como El Coloso en llamas. Juro por mis caries que yo hubo un tiempo que hasta que no pasaba el camión no me iba a dormir. Total, pa qué me iba a ir antes, si luego me desvelaban con ese ruido, que parecía que iban a conquistar Polonia. Pues me pasa, que me recuerda al Ikea. Yo estuve una vez en el Ikea. Cerca anduve de salir preso, sólo por meterle un codazo de nada a una señora que se quería colar con una estantería a la que le había echaó yo el ojo. La tenía fichada. A la señora, no a la estantería. Era la misma que se me colaba en la carnicería de la calle San Antón. “¿No le importará, que sólo vengo a por medio pollo limpio?” Y compraba carne como para alimentar al Orfeón Donostiarra, la del pollo. Retomando. Que suban 12 euros la cuota de recogida de basuras no es que me resulte ya un robo para un servicio en el que yo reciclo, yo meto en la bolsa, yo bajo y yo introduzco en un contenedor en el que hay que ser tallador de joyas para acertar con el agujero, es que directamente creo que me deberían pagar a mí beneficios por lo que sacan del reciclaje. Por que a mí eso no me lo han explicado nunca, lo que sacan luego. Y pasa que mi vecino, que tira las mondas por la ventana, pues paga lo mismo que yo. Que me lo expliquen, que me expliquen por qué pago más en recogida de basuras que en discos de Van Morrison, que no es comparación, pero el caso es que le saco yo más jugo al Van Morrison, por muy mal de forma que esté el gordo. Es que yo soy muy miraó con los gastos.

07 octubre 2005


100

“¿Qué andas Antxon?” “No ves. Pues quitar”. “¿Quitar el qué?” “Metros hijo, metros. Tengo 104 y con este cerraó que le voy a hacer, pues 98. Y a cascarla. A mí no me hunden el negocio por 4 putos metros”. Parece mentira que ese bar tenga 104 metros. Será con la cocina y el baño y la doble puerta (a ver, ayuntamiento, tengo un bar en mi calle sin doble puerta. Y la que tienen la cierran sólo cuando se van a dormir a casa, a una casa donde debajo no hay bares sin doble puerta, supongo, y sin U2 sonando como en The Point Depot. A ver, ¡eh!, a ver), porque lo que es los sábados allí no cabe un gin-tonic más. Pues me parece normal lo de Antxon. Anda, diles tú ahora a los parroquianos de cuando jugaba Zarra que como tu bar tiene más de 100 metros pues que no pueden fumar dentro. Te dan fuego, al garito. Que nos quiten de fumar en el trabajo me parece bien, aunque mira que no va a haber ciscos ni nada por bajar a la calle a darle al trujilla: “Que hoy lleva usted 32 minutos y 17 segundos ausentado de su puesto, Rupérez”. “He estaó viendo el eclipse” “¿Y ayer qué había, eclipse también o Dios bajaó de los cielos?” “Qué bien bajó jefe, qué estilo”. Y que no se pueda fumar en lugares públicos, hasta en algunos restaurantes, pero lo de los bares va a ser un pollo. Y lo va a ser porque un bar es un bar y en los bares se hace lo que se hace en los bares desde que el botellín de San Miguel era pequeño y rechoncho y sin la julada ésa del abrefácil. Se bebe y se fuma. Y poco más. Y menos en esta ciudad. Y al que le moleste, pues que se vaya quedando en casa o se vaya de museos o al cine, a los Príncipe (qué fijación tengo oye). “¡Antxon coño, no cierres esa esquina, que ahí es justo donde nos ponemos nosotros de toda la vida!” “Por eso hijo, por eso”.

06 octubre 2005


Nobel light

Paul David Hewson y Robert Frederick Xenon Geldof podrían ser mañana premiados con el Nobel de la Paz. Si ganan, los apostantes se meterán en el bolsillo 11 euros por cada uno que apuesten. El finlandés Martti Ahtisaari se paga 2.70 a 1, el japonés Senji Yamaguchi está 4.50 a 1 y los estadounidenses Richard Lugar y Sam Nunn, 6.50 a 1. Yo ya he metido mi euro. 1.001 me sacaré si gana George W. Bush. ¿Qué pasa? Yo confío en él. Arranca lento, pero en cuanto se embala... Y además, pa ganar 11 euros no gasto yo tiempo en internés ni el euro que me sobra pal mes. Qué nervios voy a pasar. Bueno, el asunto es que a los dos primeros, que seguro que ya saben quiénes son porque tienen cara ustedes de comprarse el Super-Pop y la rollinestón (y además leérselas, que eso ya es mérito), les tengo yo una manía personal e intransferible, sobre todo al Bono. No puedo con el Bono oyes, ni en lo personal, ni en lo musical, ni en lo global ni en ná. Ese aire de mesías que no sólo le han formado sino que él ha propiciado me saca mi casilla, 70 metros oiga, igualica que las que van a hacer donde los Príncipe, pa la plebe. No puedo con el tío posturas. No podía en los 80 cuando aún se dedicaba a intentar hacer música así que como para poder ahora, que está hecho un voceras. Mi antipatía viene de hace 20 años y no la pienso cambiar aunque sea impopular, pero es que odiar a Bush es fácil. Yo a Bono no lo odio, pero sólo pensar la tabarra que nos podría caer en la siguiente gira si gana se me ponen los pelos al bies. Ojalá se lo dieran a Ravi Shankar, que su Transmigration Macabre me lo suelo poner yo en la bañera, ahí duro con el sitar. Está 34 a 1. ¡Bah!, que no, a ver si gana Bush, que 1.001 euros son 1.001 euros. Y prometo darte el terrón George, tontorrón.

05 octubre 2005


Zanjar

Cuentan que, hace unos años, una ardilla podía cruzar España de punta a punta sin tocar el suelo saltando de rama en rama. Ahora dicen que se quemaría los patas. Mentira. Si esa ardilla pasara por Pamplona podría atravesarla sin problema de zanja en zanja sin pisar asfalto. El otro día vi una, con casco naranja y todo, a toda leche san Gregorio arriba san Gregorio abajo. “¡Ese enconfraó, caguensos, que no tenemos to el día, que hay que empezar a tirar los Príncipe de Viana” le gritaba a un compañero, algo mayor que ella. Yo, en serio, con lo de los Príncipe de Viana me acojoné, la verdad. A ver si ahora van a lanzar ventana abajo como a Joxepo a Montxo Armendáriz o a Sánchez Ostiz pa rellenar el agujero. Fue que no, que eran los cines. Suspiré. Que le den por ahí a los cines. Total, si no voy, al precio que están las palomitas y lo que roncha la gente. Eso sí, llamaré a los de la demolición no vaya a ser que pillen debajo a mi padre. Es que mi padre va mucho al cine. Yo a donde voy es a la mala suerte. He estado una temporada desocupado y no tenía una triste obra que echarme a la cara. Sí, estaba El Corte Inglés, pero el ingeniero jefe no me daba bola. Y ahora mira: la estación de autobuses, la Perla, la entibadora, el parking de Roncesvalles, los Príncipe, los accesos de El Corte Inglés, andamios anónimos varios. Y todo bien juntico. Mi colega Isidoro estará disfrutando como nunca detrás de las vallas y yo aquí, currando. Por eso pido que estas cosas las escalonen, que no me metan los estrenos todos juntos de golpe como en Navidad, que me pierdo la mitad y no aprecio, no aprecio. Aunque bien visto, lo mejor sería que directamente bombardearan la ciudad, que mucha diferencia no se iba a notar con lo que hay ahora. Y asunto zanjaó.

02 octubre 2005

Bravo río
Entro en la tienda mientras Neil Young canta que Big John lleva bebiendo desde que el río se llevó a Emmy-Lou: “Dame un par de arneses, 50 metros de cuerda de 10 milímetros, mosquetones. Y algún clavo”. “¿Qué clase de clavo?”. “De mucho fumar y mucho pacharán, no te jode. Pues normales Iosu, normales”. “¿Qué, os vais a subir el Machapuchare?”. “No. A trabajar”. Trabajar es lo que tiene, es un deporte de riesgo. Y más si para ir al tajo tienes que coger el coche y, sobre todo, tienes el bólido en el parking del Baluarte. Te la juegas. Mi rival lo tiene ahí y ya le he prometido que para su cumple le pienso comprar un casco, ya que con el paraguas que le regalaron en la empresa que lleva el parking no le alcanza. “Fijo que este año nos dan un chubasquero”, me dice. Va para dos años que lleva funcionando el invento y sigue siendo un asombro ver cómo corre el agua escaleras abajo cuando llueve. ¡Qué charcos! ¡Qué goterones! ¡Qué golpes más tontos!, ¿verdad? ¡Huy, que me acabo de romper el coxis! Nosotros no vamos a tener problema porque, bien encordados y con los crampones y el piolet, bajaremos fácil, incluso cuando la nieve nos llegue a la rodilla y haya peligro de aludes. Pero claro, me imagino yo bajando por ahí a esas pobres mujeres con sus joyas y sus tacones que salen de oír a algún farinelli-il-castrato y me enternezco. Alguna mutua se está haciendo aquí de oro. Ahora están discutiendo nuestros munícipes si poner o no una cafetería para darle vida al lugar, por llamarle de algún modo. Qué coño cafetería, si basta con no poner las pérgolas y ya tenemos ahí un parque acuático de primer orden, con sus corrientes, sus saltos de agua y sus especies autóctonas. Hasta podríamos formar equipo de remo para ir a por la bandera de La Concha.

01 octubre 2005


Passeu, passeu

Bien, bien. Espero que sigan tan majos ustedes vosotros como cuando los dejé hace ya seis años, que los que tenían que crecer hayan crecido y los que no tenían que encoger no hayan encogido. Brindamos por los ausentes, también. Les cuento. Esto va a ir como sigue. Aquí uno va a escribir un artículo todos los días de la semana, excepción hecha de los lunes y los martes. ¿Por qué esos días? Ni idea. Cosas más raras hay. Vale. Hasta ahí, normal, nada del otro mundo. Sigo. La temática (parezco el Casamayó) será la siguiente: la que me apetezca. Ustedes se pensarán que así cualquiera ¿no? Pues no. Una mierda así de alta, que diría Faemino. Esto es duro, vive Dios. ¿Por qué? Ahí está el quid. Porque básicamente estaré en contra de todo, ya sea un ayuntamiento, un entrenador, un cantante, yo mismo o la reproducción por esporas, gran tema. En contra de lo que sea. ¿Será siempre mi opinión? No tiene por qué. Lo escribiré yo, eso sí, pero de ahí a que refleje lo que yo pienso (si es que pienso) va un tramo. Habrá días que sí, días que a medias, días que no. Y los lunes y los martes nada. ¿Lo han entendido? Vamos bien. Amás, amás, en internés hemos abierto una página (según me han dicho, está la dirección ahí abajo, como Cádiz) en la que ustedes, previo registro ni táctil ni económico, podrán opinar acerca de los artículos, sugerir nuevos temas, etc, etc. Un servidor se compromete a dedicar el artículo que aparezca los miércoles a la sugerencia que más me llame la atención de entre las que hagan a lo largo de la semana (de lunes a lunes). Si les parece, claro. Yo estaré encantado de ser sus dedos. Eso es todo. Mañana se abren las puertas y, como cantaba Sisa, passeu, passeu, que casa meva es casa vostra si és que hi ha ... cases d’ algú.