28 julio 2006

El ciclismo


El ciclismo no ha resucitado en España. La audiencia no se ha enganchado al ciclismo. La audiencia se ha agarrado a un sorprendente líder español fruto del Tour más descontrolado y hermoso desde 1983, sí, aquel de Arroyo y la pájara de Delgado, cuando había 100 líderes posibles y nadie que mandara. Este país –y todos, señor conde- somos así. Si gana Martín Fiz, todos somos expertos en maratón y movemos la cabeza cuando vemos que un paso de 15:50 en el 5.000 no lleva a un 2.07:30 sino a un 2.13:30. Si el que gana o está ganando es Nadal o Sergio García, distinguimos un love liftado de un eagle y la Suzanne Lenglen de Valderrama, el campo, no Juanito. Si el que conduce es Alonso, sabemos que es el blistering. Está bien que así sea, pero no que se nos engañe. La gente se engancha porque hay uno que gana o puede, no por otra cosa, ni por el ciclismo en sí ni por el atletismo en sí, ni siquiera por el espectáculo que se ofrece. La París-Roubaix es un deleite de principio a fin y no la ve ni el realizador. El domingo estaba viendo el Campeonato de España de Atletismo y me preguntó mi cuñado: “¿Qué ves?”. “El Campeonato de España de Atletismo”, le dije. “Apasionante”, me contestó con sorna. Este mismo saltaba de alegría cuando Fiz le pegó el tirón al mexicano Dionisio Cerón en el Mundial de 1995 y se fue a por el oro. Esta bien que sea así.
Otro asunto es si este ciclismo sin líderes que hemos visto en el Tour –sin Discoverys que, curiosamente, este año no han ido ni para atrás, con gregarios que se cansan, como Voigt, como Honchar- va a durar. Esto es, si ahora nos tenemos que creer que los obligados a retirarse por la Operación Puerto –este tema daría para otro artículo o diez- eran los únicos malos del mundo mundial y los que nos han dado este Tour iban más limpios que nadie o, simplemente, usaban otras técnicas o las han dejado de lado por unos días. Permítanme que lo dude, lo de que los retirados fuesen los únicos. Claro, que jamás se puede pensar que la duda se extienda a todos, pero entonces el problema es saber a cuáles no se extiende. Y eso ya es un acto de fe, de mero localismo o, en el estrato más bajo, de puro patrioterismo barato. Este mismo Pereiro integrante del Phonak de Hamilton, Santi Pérez, Botero, Quique Gutiérrez y Landis, algunos señalados y otros sancionados. Ese mismo Valverde que fue cuasi vástago de Eufemiano Fuentes y surgido del Comunitat Valenciana. ¿Es justo dudar de ellos? No, pero es humano. ¿Se puede dudar de Mayo? ¿Alguien nos da alguna explicación lógica para no hacerlo?
Bien, lo hemos pasado en grande en el Tour porque, una vez delante de la pantalla, hay que poner ojos de niño y verlo sin pensar en nada más, ni en por qué Sastre no tira a por Pereiro ni a por Landis y ahora está en casa, cuarto. Pero hoy si podemos pensar y yo me acuerdo de los que iban a correr el Tour y no lo han hecho, en Ullrich, en Basso, en Mancebo, en David Latasa, castigados sin haber dado positivo. ¿Son peores que los demás? ¿O hay que seguir dando caña a todos para que esto se limpie de verdad aunque la media del próximo Tour tenga que ser de 33 por hora y si tienen que ganar Chente o Zandio que ganen? Opto por esto, porque Landis ha sido el mejor, pero ¿tiene alguna lógica que tras 110 kilómetros en fuga, llegue a la base del Joux Plane y sólo Sastre de entre todo el pelotón sea capaz de quitarle apenas 1 minuto? Tal vez algún día nos lo expliquen. De momento, sigamos disfrutando, seamos tres millones ante la pantalla o apenas 150, pero con todo bien clarito.


02 julio 2006


Un placer

Todos los años, desde hace muchos, muchos años, la primera canción que pongo en casa cuando me visto para salir en Nochevieja es Boots of Spanish Leather. Es una canción colosal, que tal vez esté entre las 50 mejores de Bob Dylan. En un momento dado –parezco Cruyff- dice: No, no hay nada que puedas enviarme, no hay nada que desee poseer. Sólo quiero que regreses a mí, intacto, desde el otro lado de ese océano solitario. Entonces lloro un rato por otro año ganado y me voy con mis amigos. El próximo día 11 estaré en La Zurriola viendo a Dylan, a ver si me hace llorar, que lo hará, porque el milagro de coincidir en tiempo y en espacio con otro milagro es algo que no sé contener ni explicar. Y por más cosas. Estaría también si el concierto fuera por la salvación de las ballenas, el economato ruso o el capitalismo estadounidense, que a fin de cuentas es como el nuestro pero a lo basto y vasto. Sí, estaría. Pero como el concierto es gratis, el día 7 renegaré de mi condición de pamplonica y no estaré en San Fermín y me iré a Villalba a pagar y a verle cuanto más de cerca mejor y con cuanta más gente callada alrededor mejor. Así es, adictivo, porque lo único que se me ocurre decir sobre Dylan es que es como la nicotina: si aguantas las primeras toses, es imposible alejarse. Por eso a Dylan le llamo –yo y muchos más- El Maestro, porque como él dice sobre Woody Guthrie: “Sus canciones no te enseñan a vivir, pero sí a cómo no vivir”. Yo no puedo aspirar a tanto, así que sólo espero que todos estos artículos –cerca de 200 en Navarra y los domingos en Gipuzkoa- al menos les hayan entretenido o sacado media sonrisa. Con eso me doy por más que satisfecho. Así que tengan cuidado del viento occidental y del tiempo tormentoso. Ha sido un placer y un privilegio. Salud.

01 julio 2006


El exploto

Bueno, como ya es julio ya se puede hablar del chupinazo, no como esos pesaos que se pegan todo el año hablando del chupinazo, ji-ji. Vamos, si he hablado antes del chupinazo, me lo avisen, que tengo la memoria de los peces. Recapitulemos: la alcaldesa sabe que le toca a Aralar y se pega todo el año haciéndose la interesante y buscando algún éxito deportivo o del tipo que sea para dárselo al equipo triunfante. Finalmente, ante la ausencia de títulos y para demostrar a su partido que no le ha quedado más remedio, cede a última hora, tal vez deseando, como así está sucediendo, que el grupo encargado la líe. Un concejal del CDN protagoniza la novatada del año -¿tal vez de la década?- postulándose más claramente que un anuncio clasificado de contactos y le llueven las collejas de todas partes. Ánimo, compadre, que ya escampará. El concejal elegido asegura que quiere cambiar la frase clásica –como ya hizo IU el año pasado- y también que lo quiere compartir en una especie de matrimonio gay. Media ciudad se echa las manos a la cabeza y la otra mitad se descojona por no llorar. No es difícil llegar a la conclusión de que hay que quitar a esta gente la potestad de lanzar el chupinazo, de que incluso se llegue a dar el caso de que haya políticos que se presenten con la gran ilusión de su vida como cuasi único objetivo, de que todos lo usan en beneficio propio, ya manden o opositen. No seré yo el que diga que los políticos son todos iguales ni que no son necesarios en cierta forma, pero, en esperpentos como éste, todos, del primero al último, hacen que la ciudad sienta verdaderas nauseas. Como dice mi hermano, sorteo puro y duro entre los censados en Pamplona, frase clásica bilingüe obligatoria y a bailar. Y que se peleen los pelmas estos en el Plan Sur.