31 diciembre 2006

Gris

Yo es que cada vez que escucho a Otegui me pregunto si eso de que los seres humanos tenemos todos el mismo número de cromosomas en las células es cierto. O si no será verdad eso de que hay vida ahí fuera –no tiene por qué ser inteligente esa vida- y Otegui es uno de los que han venido a visitarnos y de paso a dar ruedas de prensa tan absolutamente lamentables como la de ayer en San Sebastián. Por que si todos sabíamos que esto es francamente difícil –y en absoluto comparable con el proceso irlandés, en la medida que las causas y los efectos son bien distintos-, la verdad es que escuchar al individuo marciano éste descorazona. Y mucho. Y lo hace porque si la táctica es la de seguir echando balones fuera y la culpa siempre al otro, entonces poco se puede avanzar con gente así, con gente que no se mira ni un solo instante la mierda de los calzoncillos pero que en cuanto te ve un lamparón en la camisa te señala con el dedo y además te llama guarro. Alguien que es capaz de transmitir solidaridad a los afectados al tiempo que habla de la explosión como un hecho más que demuestra que el proceso está bloqueado es alguien que o no maneja el lenguaje o desconoce por completo la escala de valores más simple que se les enseña a los niños a los cuatro años. Si éste es el interlocutor para el futuro, mal vamos, en serio. Porque tampoco me puedo creer que nadie en Batasuna, ya sea dentro o entre sus votantes, no esté en desacuerdo con esta forma de reaccionar y actuar, de la misma manera que muchos estamos en contra de muchas actuaciones del gobierno o de los jueces que no han conducido a ninguna parte y que, además, eran injustas, innecesarias y hasta surrealistas. Pero así parece estar el patio; inmóvil, gris y desalentador como casi siempre. ¡Ah! ¡Feliz año, a todos!

30 diciembre 2006

Silbando

Esta muy divertido esto del regreso de la ORA a nuestras vidas. En mi trabajo, que para que nos entendamos esta a pie de calle, salgo de vez en cuando a intoxicarme un rato los pulmones. Pues bien: si no me han preguntado 1.000 personas en este ultimo mes y medio si funcionaba o no la ORA no me lo ha preguntado ninguna. Pues no se, caballero, pero usted mismo, que lo mismo le digo una cosa que le digo la otra era la respuesta mas habitual mientras trasegaba un trujilla. Los pobres conductores andaban entre el morbo de no pagar y el miedo de encontrarse con una multa no fuera a ser que hubiera pasado por alla un no huelguista. Ahora aseguran que si, que funciona, pero no del todo, porque va y lo que no funcionan ahora son la mitad de los parquímetros, con lo cual básicamente estamos en las mismas, que tienes una intranquilidad curiosa una vez que aparcas y te resulta imposible meter las monedas. Vamos, un cachondeo de tomo y lomo. En todo este proceso, absolutamente legitimo por parte de los trabajadores, ha brillando como nunca por su ausencia la falta de información del concesionario del servicio, esto es, del Ayuntamiento de Pamplona, que solo asomo el flequillo para anunciar que multaria a la empresa. Vamos, un anuncio que a los conductores les sirvio para bastante menos que nada, ya que la salud de las arcas municipales pues ya se sabe que interesa a los que las mueven y a cuatro mas, no al personal que va a ras de suelo, que bastante ha tenido con ser buena gente y buscar parquímetros que funcionaran. Que tampoco han sido mala gente los que no los han buscado, ¡eh!, pero en este asunto lo que esta bien claro es que los unicos que han perdido –aunque sea tiempo- han sido los del volante, mientras el ayunta silbaba y si aparcas atente a las consecuencias.

29 diciembre 2006

El recuento

Estaba francamente preocupado porque hacía meses que no leía ni oía nada del famoso recuento. Pensaba yo: ¿será que algún día no compré el periódico y justo ese día vino? ¿será que sí que lo compré pero se me pasó por alto o por bajo? Puede ser, pero el asunto es que como no lo veía pues me dije: vete a la página web y navega. Y navegando navegando lo encontré, la web, el recuento y todo. Y por eso ahora estoy mucho más tranquilo. La nota es del 15 de diciembre y señala que desde el 1 de octubre han pasado por la exposición Navarra, tres millones de euros un total de 25.300 personas, algo menos de la capacidad de El Sadar antes de la reforma. Eso hace una media diaria de 383 personas, superior a la media de 286 de la primera quincena de octubre pero inferior a la de 400 del primer mes –no me pregunten de dónde sale la media de 515 personas de la segunda quincena de octubre, de alguna manga supongo-. Bien, si hacemos una simulación, al final de la muestra habrán pasado por allá 37.917 seres humanos, lo que arrojará –nunca mejor dicho- un gasto per cápita de 79 euros. ¿Carillo no? Y no es que yo ponga esto de las cifras para dar entender que la exposición es pésima porque va poca gente, qué va, nada que ver. Las pongo únicamente para que al final de este viaje los responsables de enterrar 500 millones de las antiguas pesetas nos expliquen bien pero bien para qué ha servido esto, sin ánimo de menospreciar a nadie que haya currado directa o indirectamente en el dispendio. Porque me parece que a todos se nos ocurren infinidad de necesidades más importantes que poder cubrir o paliar con tan bonita cantidad o al menos con una parte notable de ella. Y, además, el dispendio sería exactamente el mismo si la cifra de visitantes fuera el doble. Es lo de menos.

28 diciembre 2006

Pues a ver

Van Morrison, legendario cantante irlandés como la vida misma, actuará en Pamplona en un festival en el que también estarán presentes Shane McGowan –sobrio y con dientes- y Chuck Berry, que ejecutará su mítico duck walk en el auditorio de Baluarte. Posteriormente, Patxi Mangado impartirá la conferencia Por qué la puerta de la cafetería mide tres metros y no se puede cerrar pero da igual porque queda mono. Acto seguido –esto es, polvo tras polvo y que me perdonen los castos pero ha sido un pronto- la ex alcaldesa Yolanda Barcina ofrecerá un ágape o amarretako en el que explicará los motivos que le llevaron a no presentarse a la reelección, ágape que será amenizado por Bob Dylan, que de esta manera apoyará la elección de Pamplona como Ciudad Europea De La Cultura del año que queramos, que para eso somos navarros. Aparte de amenizar, Dylan cantará, hay que joderse. Entre el público se encontrará el nuevo alcalde –o alcaldesa, Eric Idle dixit-, cuya primera decisión consistió en prohibir obra alguna, incluso colocar pladur. A los postres, se anunciará la eliminación de la zona azul y la prohibición de adquirir más de un vehículo por familia, sea numerosa o ez, así como la ejecución en vía pública de los que hacen que nieve sin que nieve. A los postres, el Presidente del Gobierno de Navarra, Enrique Villarreal El Drogas, concederá el Príncipe de Viana de la Cultura y de lo que puñetera falta que haga a Tijuana in Blue y Kojon Prieto, ex aequo, por “su colosal aportación al jolgorio y felicidad de miles de navarros sin mirar a quien”. Para finalizar, se inaugurará la plaza que lleva el nombre de Marco Antonio Sanz de Acedo, Eskroto y Gavilán para los amigos y miles de fans. Luego nos despertaremos y tendremos resaca pero qué rato más bueno y a ver si nos vemos más.

27 diciembre 2006

A la Bardena

Ya tardábamos los jabarros en meter nuestras nada escasas narices por los desiertos. Mi abuela, que como ustedes bien saben es eso que se conoce como un hecho sin precedentes, suele leerme en voz alta todas y cada una de las noticias en las que hay un navarro o asunto foral de por medio: Mira, michico, somos los que más sangre donamos. Mira, michico, somos los que más misioneros y monjas tenemos en las misiones. Mira, michico, somos los que más dimos para lo del tsunami. Vamos, que es más foral que la bandera, la abuela. Ahora me va a poder leer otra cosa: Mira, michico, hay unos navarros corriendo el Lisboa-Dakar. A ella estas cosas le gustan, eso de que haya compadres repartidos por el universo mundo haciendo el bien o haciendo algo, pero luego siempre atiende a razones cuando le comentas que bien, que vale, pero que hacer por hacer pues como que no. Como es el caso. Porque entiendo que estos compadres que se van a ir unos días con el coche para allá son gente normal y corriente –antes sólo corrían el rally los pijos, para entendernos los álvarosbultos de turno; ahora se ha democratizado algo- , con su ilusión deportiva y humana por esto y que seguro que se han dejado miles de horas de esfuerzo preparándose deportiva y financieramente, pero no me vale. Y no me vale porque mientras un solo paisano que esté paseando a la vaca sea atropellado todo el acontxecimiento pierde de cuajo su posible defensa. Porque los sherpas que palman trabajando en el Himalaya cobran por ello y acuden libremente, mientras que los negros a los que se atropella ni cobran ni nada que se le parezca. Y, bueno, porque además ya vale de no hacer ni caso a África más que cuando sirve de área de esparcimiento. Y tampoco me sirve que me digan que eso deja ingresos allá. A la Bardena.

25 diciembre 2006

Toros

En los últimos años de su vida mi abuelo ponía las corridas de toros en la televisión a tal volumen que se escuchaban los olés a varios kilómetros a la redonda. La verdad es que nunca le pregunté por qué necesitaba ponerlo tan alto si se trata fundamentalmente de un espectáculo que no necesita de la voz del comentarista, a no ser para que mi abuelo se enterara de que el toro se llamaba meapilas y que pesaba 578 kilos. Pero la ponía así, el buen hombre. Creo que es por eso por lo que jamás me han gustado los toros, por el volumen, como supongo que tampoco les gustan a los toros, aunque a estos intuyo que por razones bien diferentes. Y de más peso. Porque eso de que estés en tu casa, te agarren del sillón, te metan en un camión y luego te saquen a una plaza donde no paran de tocarte los huevos y meterte cosas de hierro por el cuerpo no tiene que gustarle a nadie, toro o no. Argumentan los defensores de la cosa que son animales preparados para eso y cosas así. Vamos, yo de genética no tengo ni idea pero bien del todo me parece que no lo pasan, por muy preparados que estén. Y que si no los torean igual se extingue la especie. Empezando porque no se lo creen ni ellos, si así fuera, ¿qué, qué pasaría? Pues una pena, pero más vale una especie extinguida que una masacrada para deleite de unos cuantos, entre los cuales –además de mi abuelo- tengo muy buenos amigos. Por eso que una ministra haya empezado a ponerle peros al ritual me resulta cuando menos esperanzador de que tal vez dentro de unos lustros los bichos éstos podrán andar tranquilamente por la vida sin necesidad de convertirse en la cabeza que cualquier Cayetano de turno tiene encima de su sofá y se podrán usar las plazas para asuntos menos asquerosos que hacer sangrar a un pobre bicho.

23 diciembre 2006

En pior

Una duda me asalta, señores y ñoras del ayuntamiento: ¿esto de que se puedan consultar las plazas de aparcamiento por el teléfono móvil cómo funciona? Quiero decir, suponiendo que uno normalmente necesita saber si tiene sitio para aparcar cuando ya está montado en su coche para ir, yo qué sé, a hacer un mandao de Pío XII a Sarasate –tremenda caminata-, o cuando vuelve de pasar un día en la Ulzama con los niños –mira, Ander Ion, eso de ahí es una vaca, te lo creas o no- ¿cómo cuadra esto de tener que usar el móvil para mandar un sms con lo de las multas por usar el móvil mientras se conduce? Esto es, ¿es lícito que aparque uno en segunda fila para poder darle a las teclas?: “No, mire, señor agente, que estoy mandando un sms al ayuntamiento”. “Ya. Y yo estoy haciendo la fotosíntesis. Venga, circulando que es gerundio”. Pues me lo expliquen, del mismo modo que me gustaría saber por qué un ciudadano tiene que pagar –0,30 euros por sms- porque su ayuntamiento le informe y por qué de una santa vez no cogen ustedes el toro por los cuernos –ahora que Narbona los quiere indultar- y empiezan de verdad acciones serias dirigidas a que la gente coja menos el coche. ¿Saben ustedes que 6,6 kilómetros de coche consumen la misma energía que el gasto energético de una vivienda durante un día entero? ¿No? Pues ya lo saben, que aquí mucho plantar arbolitos –sobran arbolitos en esta ciudad, otro día hablaremos de eso- y mucho verde pero al final es igual que lo que hago yo, que me pongo ciego a chicles y a eucaliptus pero sigo fumando lo mismo, que es lo que hacen ustedes, dar facilidades para que el coche siga siendo el rey en la, recordemos, segunda ciudad más pequeña del país, tan sólo superada por Cádiz. Sean algo valientes por una vez en la vida. Porque esto va de mal en pior.

22 diciembre 2006

No es normal

¿Están nerviosos? ¿Llevan muchos décimos, participaciones, boletos? ¿Han comprobado bien que han guardado en lugar seguro y recordable todos los papelajos que han ido acumulando desde hace meses? ¿Si? Me alegro. Ojalá les toque a ustedes vosotros todos los millones del mundo mundial, porque yo siempre he pensao que cuanto más rico sea mi vecino mejor para mí, más nivel en su basura. Ahora, ¿están ustedes convencidos de que el sorteo que hoy dicen que se celebra se celebra de verdad, que no es una representación? Porque por aquí tocar, lo que se dice tocar, no recuerdo muchas veces. Dicen, dicen, que en Leitza, pero a ver quién se va hasta Leitza a comprobarlo –a no ser que esté usted en Leitza, con lo cual a ver quién se va a Madrid a comprobar que el sorteo es de verdad-. Vamos, que me parece perfecto que usted crea en el azar, pero que tampoco pasa nada si luego no toca, que no tocará. Es un asunto de salud mental: no esperar nada, de nadie, jamás. Porque luego se levanta uno a las 9 y media con la tontera de la cena de trabajo de la noche anterior, prende la tele y ahí están ya los mangarranes de todos los años en cualquier pueblo perdido de a tomar por saco –pueblo donde usted no pasó las vacaciones y por lo tanto no tiene boletos- abriendo el xampan y besándose con lengua –que, si se fijan, son los mismos extras que luego salen en Gente diciendo que su vecina les parecía muy normal o en el Diario de Patricia vestidos de transformistas-. No sé, yo abriría una comisión de investigación sobre esto, porque no es normal el poco caso que le hacen a Navarra en Madrid. Yo ahí estoy con Jaime Iñaki, porque a mí lo del TAV me da igual, pero que no caiga el gordo nunca es sospechoso. Y no por mí, ¡eh!, por ustedes, por ustedes. Suerte de todas formas, so cándidos.

21 diciembre 2006

Trankimazin

Jodé con el inservible, que dice mi padre. El dichoso inservible es, como ya supondrán, el amigo invisible, ese invento que no se sabe muy bien para qué pero que afecta a todos estas fechas. Que no es que tenga nada en contra querer mucho a la gente y ser bueno y todo eso y hacerse un regalito bobo y tal, pero lo que me mata es que tengo tres papelitos enanos escondidos en la cartera hace días y aún no he comprado nada y eso no lo es peor: es que no sé por dónde me da el aire y ni tan siquiera si sopla. Porque los de casa, bueno, ésos tienen un pase, que son muchos años oliéndose los pies, pero lo del trabajo es ya más duro. Pero bueno, no lloremos, que algo se nos ocurrirá. Lo que sí quería yo sacar aquí a la palestra es lo de los límites, lo de la pasta, vamos. Porque luego llega el listo de turno que se marca un regalo del patín porque no ha hecho ni caso al límite impuesto, sino que se ha pasado mucho pero mucho por encima. Luego están los que se lo soplan entre ellos al minuto, con lo que de invisibles tienen lo que yo de monja –bueno, yo algo monja soy-. Los que se lo dan directamente a su amada esposa para que sea ella la que piense y la que compre o los que te asan a preguntas: ¡cómprame el último Penthouse, tío canso, que aciertas! Mi madre incluso tuvo la desfachatez de asegurar que hubiera sido una buena idea que debajo de cada nombre se pusieran dos o tres preferencias de regalo a recibir. ¡Anda ya, amatxo, anda ya! Si hay que sufrir, se sufre. Eso sí, ayer me encontré con un compañero en un gran almacén: nada, aquí, mirando motocultores. Bueno, también me encontré a otro en el sex-shop, pero ésa es otra historia, más larga. Nada, que no panda el cúnico, nagoren, que algo saldrá. Aunque para mí que esto se lo inventó el que fabrica el Trankimazin.

20 diciembre 2006

Olor

Ayer se retiró un ciclista y puso a caldo a todo lo que se mueve. Es una práctica cada vez más extendida, la de poner a parir al mundo en el que has vivido y del que has vivido –pero una vez retirado, por si las moscas y los contratos- y que dice muy poco –lo que se dice y cuando se dice- del estado en el que se encuentra el ciclismo, un estado prácticamente de encefalograma plano. El ciclista –Juan Carlos Domínguez- asegura que algunos directores tienen una mafia montada y que los managers “si pueden te quitan hasta el dinero de los viajes y ellos siguen ganando un dineral”. Parecidas historias aderezadas con pasajes de dopaje surgen de vez en cuando en libros escritos por ex corredores, como hace poco ha dado a conocer Jesper Skibby, asegurando que tomó EPO y otras historias para no dormir. A todo esto, hay una lista importante de corredores de los que se afirma que aparecen en la investigación de la Operación Puerto pero que a día de hoy nadie les ha dicho ni que sí ni que no. También tenemos una reciente noticia que asegura que TVE no dará en directo más que las tres grandes vueltas. Hay corredores sin equipo, equipos sin patrocinio, aficionados que no se creen el 5% de lo que ven, medios que tapan a los protegidos y un guirigay general de tal tamaño que lo milagroso es que a estas alturas se vaya a celebrar alguna carrera y haya corredores entrenando, que los hay, entrenando a puro sacrificio. Sinceramente, sólo los corredores tienen en su mano acabar con esto de una vez por todas, pero no sólo para criticar –con razón- que les quieran hacer pruebas de adn como si fueran violadores, sino para empezar a sacar la basura a la puerta cuando hay que sacarla y no cuando te vas para tu casa después de una carrera que tampoco es que huela muy bien.

17 diciembre 2006

En el bolso

Quien más quien menos, todos hemos estirado alguna vez de pequeños las manos al bolso de nuestras madres, más concretamente a la zona del monedero. No sé, para despistar un par de durillos para un helao o unas pipas o cualquier marranada de ésas llenas de azúcar y que como me coma una ahora me deja la tripa del revés para una semana. Pero, vamos, que en una de esas incursiones al bolso materno me llego yo a encontrar 50.000 dólares y 9.100 euros –10 millones de pesetas- y me dan unos infartos leves y alguno que otro grave. Hubiera pensao yo: “¿Aquí quién es el ladrón, yo o mi madre?”, que es lo que hubiera pensao Paquirrín de haber hecho una incursión últimamente en el cuarto de su madre y de ahí al bolso, que su madre sisaba, hubiera pensao. Pero resulta que no, que la Pantoja dice que está todo muy claro. Que los 50.000 dólares son un prepago por un concierto que no se llegó a celebrar y que tiene que devolver al empresario. Y que los 9.100 euros –millón y medio largo de pesetas- son “para diario”. O sea, que los días de la Pantoja o son muy largos o muy extraños, porque dejarse 9.100 euros “para diario” es hasta difícil, por mucho foie que se compre una y mucha peluquería que visite. Porque sí que es verdad que cuentan que Marbella es cara, que es un sitio así de los de gastar, pero tanto tanto me parece a mi que no, que yo tengo un tío que vive en Marbella y creo que se las apaña con bastante menos. Pero bueno, si la Pantoja dice que está todo muy claro habrá que creerla. De todas formas, con menudas mujeres más curiosas que se lía el Cachuli. Entre una que veía entrar en casa bolsas de basura llenas de billetes y le parecía de lo más normal y otra que lleva 10 kilos en el bolso no me extraña que le haya dado por robar a él también.

16 diciembre 2006

Lepe

Va a nevar en Pamplona, como en Lepe. En Lepe hace más de 50 años que no nieva y por eso el alcalde hace que nieve todos los días de ocho a ocho y cuarto, exactamente. Ha puesto unos cañones de nieve en la plaza Consistorial y ahí se reúne la gente todas las tardes mientras pelan unas gambas, que para eso Lepe está en Huelva, para que haya gambas que pelar. Parece ser que la idea está gustando mucho en Lepe y que los niños están muy contentos de que nieve en Lepe. Bien. En el pueblo de Amanece que no es poco, un pueblo que que yo sepa no tiene nombre, no nieva, pero para compensar hacen flash-back, que, traducido al cristiano, viene a ser acordarse del pasado. En Pamplona, como no podemos hacer flash-back, que se sepa, pues nos vamos a acordar del pasado haciendo también que nieve. Va a nevar concretamente cinco días en cinco plazas del Casco Viejo. Acojonante. Yo, que les tengo mucho cariño a los comerciantes –que son los que han alumbrao la nevada-, no doy crédito a semejante cosa, que nos tengamos que poner ahora a hacer que nieve para animar las calles, ya de por sí animadas cuando de hacer gasto navideño se trata. No sé, a mi me gustaría más que pusiesen una playa, con sus olitas y sus conchas y sus bikinis, para poder acodarme en un escaparate y ver cómo se mete el sol y cómo se da crema el personal. Pero no, nos vamos a tener que conformar con que nieve de mentiras. Pues bueno, puestos a hacer el ridículo se me ocurre que pongan un trampolín de ésos de 90 metros y podamos ver los saltos de Garmisch-Partenkirchen en la mismísima calle Curia. Y luego metemos a la marcha Radetzky en la catedral y así no hay que poner la tele el día 1. Ya que hacemos el minga, vamos a hacerlo bien, que se nos note que no tenemos nada que envidiar a los de Lepe.

15 diciembre 2006

Un día

Soy muy calculador. Y no me gustan ni los coches ni los viajes en coche. Por eso, por ser muy calculador –en el sentido numérico del término- y por no gustarme los coches, fue por lo que creo que mis padres me regalaron de pequeño un reloj con cronómetro. Aunque pienso que también era para que no diera la brasa en los viajes. Yo cogía mi cronómetro y calculaba los segundos y las décimas que le costaba a mi padre llegar de un poste kilométrico al otro, para después calcular la velocidad exacta a la que íbamos –esto por puro vicio-. Luego multiplicaba los kilómetros que nos quedaban por los segundos que nos costaba cada kilómetro y sacaba el tiempo que faltaba para terminar aquel turre. Vamos, que me gusta calcular y nada pero nada esperar. Por eso ayer me quedé atónito cuando calculé que durante el próximo año voy a pasar un día de mi vida esperando que se ponga verde el semáforo de Conde Oliveto. Un día de mi vida ¡al año!, ahí es nada. Y sólo por un semáforo. Como resulta que paso cuatro veces al día, que cada vez tarda 90 segundos en ponerse verde y que cada uno de los 12 meses tiene como mínimo cuatro semanas de cinco días laborables pues es lo que me sale, un día a tomar por el saco. Tremendo, ¿verdad? Hay gente que en un día se sube un ochomil de abajo a arriba y vuelta y yo mientras estoy en Conde Oliveto mirándole las zapatillas al de alao y también la pantallica: “90, 89, 88…”. Supongo que en eso consiste el progreso, en que te vayan dando por el bul pero al menos que te lo informe una pantallica, mientras pasan por delante de tus helados y aburridos morros cientos de coches a los que se les dispensa mucho mejor trato que a ti, que a fin de cuentas no dejas de ser para este y cualquier ayuntamiento un puñetero peatón. Con cronómetro, eso sí.

14 diciembre 2006

Al peso

En su escaño, la diputada Castillejo muestra una amplia sonrisa. Miento, la diputada Castillejo directamente se mea de la risa y casi se le ven las caries ante una nueva payasada del inefable Del Burgo, del Burger para los amigos. A su lado -al lado de la diputada Castillejo, me refiero- el diputado Moscoso esboza esa media cara de satisfacción que tan bien y también sabía esbozar –cuando movía algún músculo, lo que era algo milagroso- su señor padre de él, inventor a la sazón de los famosos moscosos, esos días de libre disposición que se toman los funcionarios y que parece ser que fue lo que le pasó a del Burger, que se tomó un moscoso. Con limón exprimido, supongo. A un tiempo, la diputada Barkos arremete contra el ínclito Jaime Iñaki y contra su compañero Salvador –compañero de del Burger, me refiero-, que también hizo de su ausencia presencia, esto es, que no asomó el morro no fuera a ser que se lo untaran. Una diputada Barkos que no dijo sino lo obvio –lo que le tocaba, que tampoco hay por qué inventar la pólvora todos los días- y que, por cierto, bien haría en aclarar que qué, que qué va a hacer si no es elegida alcaldesa, si va a currar en la dura oposición a la vez que de diputada o qué, que mucho nos parece querer estar en misa y repicando y sin cerrarse ninguna puerta por si las moscas. ¿O es que estar en la oposición en Pamplona es poco? Pero bueno, cervezas en el bar y a donde íbamos. Y no es por volver a poner de vuelta y media a la clase política, que algunos incluso se llegan a salvar, pero es que entre uno que no se entera de que ya le ha llegado la hora –incluso el siglo-, otros que se mean de risa y una que no sabe si quiere estar allí o aquí, casi mejor que no nos negociéis nada por Madrid, que ya lo echaremos a suertes. O al peso.

13 diciembre 2006

Missing

Lo que más me sorprendió al ver las imágenes y fotografías del fiambre de Pinochet es que el muy calavera ¡tenía papo! Tenía casi más papo que Maradona, que parece ser que ha vuelto a las andadas. Esto es, el tío se murió en su cama y además gordo, lo que es casi un milagro cuando se ha pasado de los 90 años y, por supuesto, un insulto doble, morirse en la cama después de haber dado tantos pasaportes y morirse gordo en un país fundamentalmente pobre, pero vamos, es lo que hay con esta gente, que nace de pie, sigue de pie y se muere más ancha que larga. El cachondo de Fraga, que viene a ser de la quinta –a todos los niveles-, declaró que “pudo cometer algunos excesos, pero dejó un país mejor que el que se encontró”. Esto es, dejar algo mejor de lo que te lo encontraste es para el señor Fraga –también senador y, a este paso, también vitalicio- cuando menos un justificante que tal vez no exima de unos excesos –nótese el léxico, excesos- pero sí una trayectoria política, así, en general. Lo preocupante es que ésta visión que tiene Fraga de las cosas sigue teniendo muchísimos adeptos por todas partes, que no dudan en asegurar que cuando se limpia la mierda al final no le queda más remedio a uno que pringarse un poco y que lo mal que estaba Chile y lo mejor que lo dejó. Tiene huevos el asunto, que se pueda respaldar un golpe militar y hasta a la DINA tan sólo por el resultado macroeconómico de 20 años más tarde. Me recuerda cuando se asegura que sí, que Franco era un dictador pero que no había tanto ladrón ni tanta inseguridad. No te jode, ¡si el ladrón era él y la inseguridad era él, tenía el monopolio! No, en serio, a ver si van palmando estos retales –Fidel incluido- y podemos volver a ver Missing como un lejano aunque doloroso recuerdo de algo que ya no sucederá.

10 diciembre 2006

Tal vez

Tal vez ese hombre que hoy suba de ver a su equipo jugar ante el Mallorca recuerde un domingo de hace 52 domingos, una tarde lluviosa y fría en la que su equipo también jugó ante el Mallorca y él perdió la bufanda tras recibir una llamada de teléfono, exactamente a las 19:21 horas de un domingo como hoy de hace 52 domingos. Tal vez ese hombre que hoy suba por esa misma avenida en la que recibió la llamada que le hizo perder la bufanda de su equipo, la razón, los modales y sobre todo muchas cosas más que ni todo el oro del mundo puede comprar en una ninguna tienda recuerde lo eternos y fríos que se pueden hacer 52 domingos cuando ya no se tiene bufanda y sí en cambio un hueco que va por tan dentro que sólo mirarlo es a veces demasiado duro. Tal vez ese hombre que hoy llegue a la misma casa confortable y caliente a la que llegó un domingo como hoy de hace 52 domingos y que entonces le pareció que estaba llena de rendijas por las que se colaban la humedad y el abandono, tal vez ese hombre, digo, se tenga que ver obligado a pensar que la vida sigue incluso a pesar de llamadas como ésa, llamadas que también recibieron otros muchos hombres y mujeres la tarde de un domingo frío, lluvioso y triste como hoy de hace 52 domingos. Tal vez ese hombre que hoy se meta en la misma cama sienta que no debería haber escrito este artículo por si a alguien le podía doler, o tal vez piense que era la mejor manera que conoce de hacerles saber que en este domingo igual que hace 52 domingos se acuerda algo más de lo habitual de ellos y de ellas. Y que tan sólo quería enviarles el mejor de sus abrazos y decirles que tiene mucha suerte de haber podido seguir con ellos el viaje que él no pudo seguir desde aquel terrible domingo como hoy de hace 52 domingos. ¡Vamos equipo!

09 diciembre 2006

Jornada continua

Que resulta que se está estudiando la posibilidad de que los niños sólo vayan al cole en jornada continua. A mi me parece una barbaridad que los niños se peguen toda la mañana en el colegio. Yo les pondría sólo una clase, de 12 a 1, para que no tengan que madrugar, y así luego se pueden ir a echar el vermú al Iru, que dicen que ponen unos martinis excelentes, o a jugar a los marcianos, que eso sí que desarrolla bien la motricidad. ¿Que luego lo que ocurre es que tienen muchas horas libres? No pasa nada, se les organizan bien de actividades extraescolares. A mí, por ejemplo, me llevaban de visita a las monjas blancas. Pues podían hacer ahora lo mismo, ir a las monjas blancas y además llevarlos también al sex-shop, para que conozcan las criaturas los dos extremos de un mismo vibrador, perdón, de una misma realidad. ¿Que no se llenan todavía las horas y los padres se quejan de que a ver qué hacen con el fruto de su amor, a quién se lo endilgan? Pues para eso está Campoy, que dice estar filosóficamente de acuerdo con esta idea. Ya lo solucionará él este asunto, ya negociará uno por uno con todos los jefes de los padres de los niños para que también les pongan jornada continua y todos tan felices -padres, jefes, profesores y alumnos-, echando martinis, monedas a los marcianos y monedas a las cabinas. Una sociedad que puede hacer eso a las 5 de la tarde en lugar de estar perdiendo el tiempo encofrando o hablando de las monocotiledóneas o los afluentes del Tajo -¿existe el Tajo todavía? ¿y el Imperio Otomano?- es una sociedad moderna, que es adonde tenemos que ir, a la modernidad, aunque no sepamos muy bien por dónde queda ni qué hacer con ella, que ése si que es un problema muy moderno, qué hacer con los niños y quién lo tiene que hacer. Me voy a las monjas blancas.

08 diciembre 2006

Menos madera

Ji, ji, el juntamiento de la city va a poner unos maderos pa que los foráneos sepan por ande va el encierro, ji-ji. Como no se pueden poner todos los maderos, porque sería mucha madera y mucho gasto anti-polilla y anti-intempiere y anti-vándalos, va a poner unos pocos en el callejón y otros ande los corralillos de Santo Domingo. No va a disecar a ningún naranjito para situarlo donde los fuegos artificiales porque va contra los derechos humanos ni tampoco creemos que instale unos altavoces donde la plaza del Consejo para escuchar el momentico, de momento. Nos vamos a quedar sólo con los maderos, que no es poco, para deleite de los que vienen de fuera, que, asegura el ayuntamiento, se quejan de que no hay referencias del encierro en el recorrido del encierro, que es lo que me pasa a mí cada vez que voy a Graceland, que no está Elvis en persona. Y me agarro unos mosqueos. No te jode, con los turistas de las pelotas, como ellos no tienen que aparcar donde los corralillos así que les da igual. Eso sí, las 20 plazas de aparcamiento que se van a quedar inutilizadas por poner cuatro puñeteras maderas no parecen importarle a nuestro juntamiento, ji-ji, o al lumbrera que está detrás de este invento. Si yo tuviera la décima parte del talento del maestro Iturri, que escribía unas cosas maravillosas cada vez que se empezaba a instalar el vallado o la Tómbola, pues lo haría, pero, como no lo tengo, sólo me queda suponer (“habrá que convenir”, diría él) que opinaría algo así como que las ciudades tienen sus ritmos y sus signos, pequeños gestos y ritos que se perpetúan en el tiempo y que no son sino parte de su propia esencia. Y –esto lo digo yo- que no deberían ser alterados por ningún grupo de japoneses o el primer concejal con mando en plaza. El vallado, en junio, pelmas.

07 diciembre 2006

Sal

Leo que el Ayuntamiento de Pamplona ha repartido a algunos colegios y centros de salud 2.500 kilos de sal. Hombre, estiraros un poco y darles también patatas, aceite y huevos, que al precio que están hacerse una tortilla de patatas va a salir más caro que irse de pintxos –bueno, tanto como eso no-. Oye, que las patatas han subido un 25% y el aceite de oliva un 16%, que es una barbaridad, ¿no? Pues eso, menos sal y más condumio, que además, total, pa lo que va a nevar por aquí y nada se les va a quedar la sal muerta de la risa y toda mazacote por culpa del cambio climático, que no sabemos si es lo que está pasando de verdad o es un simple ciclo, como lo de Osasuna, que hasta hace tres partidos se resbalaban al rematar y ahora lo meten todo, supongo que gracias a que también echaron sal en las áreas o vete a saber qué misterio. A mi, la verdad, lo del cambio climático me tiene preocupao, porque es que ya no sabe uno qué ponerse. Más o menos lo que me pasa con ese cambio que tanto anhelan muchos en relación a la alcaldía de esta ciudad, que al final tanto anhelar tanto anhelar y no vaya a ser que se quede en nada, como con la nieve, que mucho anuncio y mucha alerta y luego vemos la nieve en foto y contentos. Hablando de contentos. Mucho lo tienen que estar en el Gobierno de Navarra con esas cifras que han dado de las visitas a Javier: 1.200.000 según Sanz y millón y medio según el arzobispo, que o barre más para casa o tiene otras fuentes. Da igual, el asunto es que, según ellos, aquello ha sido como Woodstock pero más mariano. Ahora, lo que nos queda por ver es si también se ha quedado la cosa hecha una mierda, el presupuesto, me refiero, que me da a mi que el sarao nos ha salido a precio de tortilla de patatas y ya no queda ni para la sal.

06 diciembre 2006

Así fue

Conozcamos los antecedentes: desde hace años hago la porra en el bar de debajo de casa. No he ganado nunca, aunque no me afecta, porque en la vida se gana y se pierde. Se apuesta a dos partidos, el de Osasuna y otro. Participamos unos 30. Se apuesta 1,5 euros. Conozcamos los hechos: domingo. Hago mi apuesta. Llevamos más de 30 jornadas sin que nadie acierte. El bote es ya un número de 4 cifras, con un 1 como la primera de ellas. Le pongo 2-1 al Madrid-Athletic y un 1-1 al Zaragoza-Osasuna, con la misma fe que siempre: ninguna. Revisemos la noche de autos: tras conocer que el Madrid ha ganado 2-1, bajo con un tío de mi rival a un bar de carretera a ver el partido de Osasuna. El Zaragoza marca el 1-0 y paso todo el partido sufriendo por mi equipo y por mi apuesta, ya que un gol nuestro nos da un punto a todos los rojillos y a mí más de 1.000 euros. Bien, metemos gol en el minuto 81. Le digo al tío de mi rival: “Felipe, salgo a hacer una llamada”. No hago llamada alguna, sino que deambulo entre los camiones aparcados deseando que pasen los minutos sin que me dé un infarto y sin que ellos ni nosotros metamos gol, lo que es contranatura, desear con toda tu alma que tu equipo no meta gol. En el minuto 90, abro la puerta del bar y oigo palmas de alegría. Nadie en el bar conoce mi epopeya, ni siquiera el tío de mi rival. Uno incluso me grita jubiloso que hemos marcado gol, porque me ha visto celebrar el 1-1 como si hubiésemos ganado la Champions. Deseo torcerle el cuello con mis propias manos, pero me contengo. Conclusión: jamás volveré a hacer una porra con Osasuna de por medio porque, aunque sea triste decirlo tras décadas de osasunismo, sigo llorando cada vez que veo al tarugo de Ponzio meter el balón en propia puerta. Pero, vamos, a pesar de todo, ¡aúpa rojos!

03 diciembre 2006

Taiwan

No sé dónde vamos a llegar a este paso, tal vez como mucho a la vuelta de la esquina, donde seguro que además pega el viento. Y es que ya no puede creer uno ni en National Geographic, que era a los documentales lo que Messner a los ochomiles: calidad, compromiso, apuesta, integridad. Pues ahora resulta que unas imágenes que habían vendido como verdaderas de la gestación de un elefante eran en realidad de plastilina, algo así como si el Everest en solitario y sin oxígeno de Messner se hubiera logrado en un estudio de televisión, que es lo que aseguran que pasó con la llegada a la Luna. Si no se puede confiar, entonces, en National Geographic, ¿en qué se puede creer? Si no podemos ya saber si ese leopardo de las nieves que se está tapiñando a un zorro es un leopardo de verdad o una alfombra persa de Irán Expo, ¿qué demonios vamos a ver por la televisión después de comer, a la pija de la Siñeriz, al Jorge-julay, el qué? Yo no sé cómo estará Fungairiño, pero yo la verdad es que estoy hecho polvo, porque empiezan los de National Geographic, siguen los de la BBC y acaba la cosa con que el pelirrojo ése que aparece viajando por el mundo en Pilot Guides no ha salido en su vida de Lutton, con lo mitificao que lo tengo yo al pelirrojo ése, que es un artista. Porque a mi me importa un bledo si El Pescailla tenía un hijo putativo, seis o un picadero en Alcorcón, así que por mi que censuren todas esas basuras, pero no tener la certeza de que eso que aparece en pantalla es una hormiga y lo otro un oso hormiguero y que lo que va a hacer el oso es meter el naso y lo que va a hacer la hormiga es salir zingando es una sensación cuando menos de estar siendo estafado. ¡Exijo que los ñus que despedazan mientras hago la digestión no estén hechos en Taiwan!

02 diciembre 2006

Polonio

El pobre Litvinenko, además de ex espía, debía de ser un andarín de cuidao, porque ha dejado medio mundo plagao del Polonio ése. A ver si resulta que también anduvo por aquí en San Fermín y tenemos al Polonio en casa y nosotros sin saberlo. Lo que sí que tenemos en casa es a los peores automovilistas de España y eso que aquí también tenían audiencia los programas de Paco Costas. Y no lo digo yo, aunque me lo intuyese, sino un estudio que ha hecho Eroski en 18 de las principales ciudades españolas. Es lo que tiene Eroski, que lo mismo te vende los tranchettes que te hace unos estudios del copetín. Pues bien, en este se asegura que los conductores pamploneses son los que más normas se saltan, ya sean stops, semáforos, la obligación de llevar el cinturón puesto o la prohibición de hablar por el teléfono móvil, que en este último caso supera a la media por muchos puntos porcentuales. Y eso, amigos, como ya hemos comentado alguna que otra vez, me parece que tiene que ser porque la gente coge el coche hasta para bajar de casa y esta ciudad que hace apenas cinco años tenía horas punta ahora es una hora punta permanente. Están las calles infectadas de coches, de gente de mala leche que mete el morro como se metían los codos Audie Norris y Fernando Martín en los rebotes y al final pasa lo que pasa, que no sólo los conductores son los peores sino que también sucede lo mismo con los peatones, que dice el estudio que somos los más anarcos y que cruzamos por donde nos da la gana y cuando nos apetece. Esto es, que somos una mierda de ciudad vialmente hablando. Porque yo una vez estuve unos días en El Cairo y juro que no pasé ni la mitad de miedo que siento ahora cada vez que me tengo que montar en un artefacto de ésos que me río yo del Polonio.

01 diciembre 2006

Rebeca

Se conoce que, como han encendido las luces de Navidad, para que no se salte el automático han apagado la calefacción. Porque estuve el otro día en el fútbol y pasé frío, aunque objetivamente no hiciera frío porque estábamos a 10 grados. Por eso no tenía frío un danés que teníamos justo encima –en la grada, no en las rodillas- y que era algo así como dos de alto por tres de ancho y uno de fondo, que viene a ser la distancia entre el talón y la punta del ombligo. Yo hubo un momento que temí por nuestra integridad porque ése hacía décadas que no se veía los pies y digo a ver si se resbala y nos cae el serac encima, pero no, no cayó. Pues el buen hombre iba en camiseta y de ahí que esto del frío sea subjetivo, porque si vienes de Jutlandia a bajo cero pues 10 grados te parece calor. Pero yo pasé frío. Y miedo. Como ahora, que desde hace dos días no veo a Rebeca. Rebeca es una mosca que nos entró en la oficina en abril y hasta el martes andaba de teclado en teclado más feliz que una perdiz y le hemos cogido el cariño que se coge a las cosas que no están donde la teoría dice que deberían de estar o que no están en el momento que les corresponde pero que aguantan contra viento y marea y calendario, como Rebeca, que además te miraba con esos ojitos y te deshacías. Venía a ser como Fraga, que tan raro es moscas en noviembre como Fraga haciendo declaraciones en el 2006, algo anacrónico pero simpático, sin querer comparar –con mis respetos tanto a Fraga como, sobre todo, a Rebeca-. Por eso los del trabajo agradeceremos cualquier información que nos pudieran dar sobre Rebeca, que la última vez que la vimos llevaba una ídem roja sobre los hombros y que tiene un andar algo cojo porque una tarde le atrapamos sin querer una pata con la fotocopiadora.