05 junio 2013

El vacío

¿A ustedes les han sustituido alguna vez? De su puesto en el campo en un partido, de una relación sentimental, de una amistosa, de un trabajo. Hay personas a las que nunca les ha pasado. Están acostumbradas, tan acostumbradas, a tener a la gente danzando a su alrededor, que por mucho que quieran no son capaces de hacerse a la idea de lo que duele. Es normal, no se les pueden pedir milagros. Pero al menos que lo comprendan. O que no mientan cuando es obvio que hay un sustituto. O que lo asuman si les va a pasar a ellos o a ellas. Hay que ser fuerte para aceptar y llevar eso, pero no queda otra que respetar las decisiones ajenas si son mínimamente fundamentadas. Todo hace indicar que Barcina no va a estar dispuesta a asumir con la diligencia que se le presupone al principal cargo público de Navarra el hecho de que toda una jueza le imputase si no fuera por su condición de no imputable al ser parlamentaria. Tampoco estaba dispuesta a ceder su puesto tal y como le requería el PSN para que se estableciese un nuevo pacto que –según ellos- restableciese la famosísima “estabilidad. En su vida personal ni idea, porque como todas es sagrada, pero en su vida laboral ha ido de victoria en victoria desde hace años y años. Le sucede a alguna gente. Cuando se aproxima su primera derrota, cuando la huelen, con más ahínco se aferran a todo. Quizá no sea solo ego. Tal vez haya una parte de miedo a desconocer la sensación de verse en la calle o de verse solo o de verse abandonado por algo o alguien al que creíste darle lo mejor. Puede que sea también inexperiencia en esas lides. Deberían enseñarlo esto en la escuela. Simulacros cabrones, pero efectivos. La hostia es monumental y siempre duele como nueva, pero si es honesta y limpia, se aprende. Esta al menos lo es. La hostia.